miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cavar


El camino más simple nos lleva
eternamente
por la superficie.
¿No vale la pena
            hacer el esfuerzo
                        de cavar un pozo
                                   aún en la tierra más dura?
El futuro está en el cielo profundo,
no en las ceremonias vacías que repetimos
sin preguntarnos si valen la pena
o si han perdido su sentido.
El futuro está en el cielo profundo.
No en los anhelos,
ni en los sueños que se esfuman
como el hielo dormido
en las montañas del verano.
Y cuando las alas del sol
cubren tus ojos de luz
se evaporan las incógnitas.
Llega la vida,
            la realidad,
                        el aire,
                                   el fuego,
                                               el agua,
                                                          la tierra.
Se acaban las especulaciones,
las teorías,
                        las modas,
                                   los designios.
Aquello que en una mirada liviana
pasa desapercibido
es lo único que sobrevive.
Lo nimio se hace gigante e imprescindible
cuando el tiempo limpia los campos
con un viento que huele a soledad,
entonces lo superfluo
pierde su encanto primario.
El juego de las apariencias
entretiene,
pero arrancarte el corazón
para descubrir tu verdad,
            te salva.

El futuro está en el cielo profundo,
porque la vida real se construye
por detrás de las máscaras. 

Pablo Javier Piacente.

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