jueves, 26 de mayo de 2016

Voraz

Como el trueno que rompe la tierra en los campos abiertos.
Como la lluvia que inunda los hormigueros y espanta a las arañas.
Como mi voz que rebota en el barranco y vuelve a mis oídos desiertos.
Como la luz del sol abriendo un surco en el río todas las mañanas.

Como la sangre que brota del animal sacrificado por el hombre hambriento.
Como las estrellas comprimidas que finalmente estallan.
Así es el demonio que habita en tus entrañas.
Una tierna criatura con rostro de bebé y alma asesina.
Un monstruo amigable que succiona hasta el último de tus sueños.
Un Dios venenoso que prohíbe el deseo.

¿Qué harás?
¿Extirparlo antes que mate
         todo lo bueno que vive en vos?
¿O enrollarte como una serpiente
         para compartir con él
                   una oscura guarida?

Pablo Javier Piacente.